Teletrabajo: del piloto a la realidad
Era diciembre de 2018. En Nexus presentamos un proyecto piloto para poner a prueba el teletrabajo. Queríamos modernizar nuestras políticas, reforzar la motivación de nuestros trabajadores y trabajadoras, y potenciar su conciliación familiar. Y aquel piloto de poco más de un año funcionó, y es que se convirtió en un hecho, en una nueva normativa interna presentada a finales de febrero de este año. Había funcionado y esto nos permitía ampliar las posibilidades a ofrecer, pensando en un modelo más atractivo para todos. En ese momento lo percibíamos como un salto adelante en la madurez de la empresa y no éramos capaces de imaginar que aquella novedad que consolidábamos en nuestra cultura interna se convertiría en el día a día al cabo de tan solo unas semanas. Anticiparnos y dotar nuestro sistema informático de la infraestructura necesaria para teletrabajar nos permitió adaptarnos de un día para otro a la situación de confinamiento domiciliario forzado por una situación de emergencia sanitaria mundial nunca vista hasta el momento.
Pronto habrá pasado un año del inicio de la pandemia, y el balance que podemos hacer es extraordinario. En muchos sentidos. En el plano personal, por todo lo que ha cambiado en nuestras relaciones sociales y familiares. En el plano laboral, por la sensación de haber estado viviendo en una burbuja, en permanente provisionalidad durante meses. Hemos tenido que establecer nuevas normas de funcionamiento, nuevos ritmos de trabajo y nuevas maneras de relación con nuestros colaboradores y superiores. Hemos adaptado los proyectos a las necesidades de nuestros clientes, derivadas de la evolución de la pandemia, y hemos tenido que afrontar obstáculos de relación y comunicación como nunca antes.
No todo ha sido un camino de rosas. La pantalla ha sido nuestra nueva aliada, y con ella, las videoconferencias y llamadas en maratonianas jornadas laborales. Las reuniones se han convertido en más ejecutivas y en gran medida hemos sido más puntuales. También hemos sido más eficientes en el desarrollo de las tareas encargadas, pero hemos sacrificado las relaciones sociales y hemos echado de menos como nunca los ratos de café en el office y los afterwork en buena compañía. La conciliación familiar nos ha obligado a trabajar a deshora, en muchos casos más de lo que habíamos previsto, con dificultad para separar el plano personal del laboral. Pero todo ello nos ha servido como aprendizaje y mejora continua y, por encima de todo, nos ha dotado de autonomía y responsabilidad, siendo más efectivos en el día a día por el hecho de no tener los medios técnicos y humanos tan al alcance. Hemos podido confeccionar nuevas rutinas y todos nuestros trabajadores y trabajadoras han adquirido más libertad para organizar sus tareas y sus horarios.
Incluso hemos cambiado la orientación en los procesos de selección, en los que las aptitudes sociales y de relación han adquirido un papel más relevante, mientras que antes de la pandemia poníamos el foco principal en las aptitudes técnicas. Tener que incorporar nuevos miembros al equipo durante el confinamiento ha sido todo un reto. Estos nuevos compañeros han tenido que hacer un esfuerzo extra para conocer las dinámicas de funcionamiento, los roles de cada trabajador, en la mayoría de los casos sin haberlos visto nunca en persona y hacerse un hueco en el equipo.
En lo que respecta a la coordinación del equipo, la comunicación telefónica diaria y continua ha sido la clave para poder planificar correctamente la demanda de los proyectos y los clientes, poder ofrecer cambios de estrategia en la organización de los recursos y, por encima de todo, mantener el engagement con ellos. El comité de proyectos semanal (una reunión en que durante todos estos meses nunca ha habido una cámara activada por parte de los once miembros que lo formamos) se ha convertido en un nuevo experimento en el que los silencios han pasado a decir muchas cosas y en que el funcionamiento y objetivo de la reunión se ha orientado mucho más a la eficiencia y a la resolución de conflictos y problemas. Toda una lección de aprendizaje que nos habrá servido, seguro, para consolidar la práctica del trabajo remoto en nuestra casa.
Hoy día no soy capaz de imaginarme como será el escenario en Nexus cuando tengamos luz verde para retomar la normalidad de nuestras vidas anteriores al Covid-19, pero considero que esta pandemia habrá marcado un punto de inflexión en nuestra cultura empresarial y con mucha probabilidad, no volveremos al punto inicial previo al proyecto piloto del año 2018. Auguro un futuro en que será necesario encontrar el equilibrio entre el trabajo presencial y virtual, siempre respetando las inquietudes de todos los miembros del equipo y cumpliendo con las medidas de seguridad establecidas. Porque a pesar de los innumerables beneficios experimentados con el teletrabajo, muchos de nosotros habremos concluido que la tecnología no puede reemplazar nunca el contacto cara a cara, en el que el lenguaje corporal y el contacto visual directo son componentes esenciales de nuestra comunicación.
Clara Guixà
Directora de producción
Nexus Geographics